lunes, 1 de diciembre de 2025

2_EJERCICIO_LOURDES HARO

 

—He propuesto el día 23 para hacer borrachuelos con la familia—comento despreocupada—. Así estarán recién hechos en Nochebuena.

—¡¡Mamá!! —Como un resorte. Para en seco y se vuelve hacia mí  con los ojos muy redondos. —Te dije que trabajaba todas las tardes. Al final estaréis todos, pero yo me lo pierdo.

Puedo sentir su decepción, o tal vez la mía. Debí haberlo recordado, sé cuánto le gustan estos encuentros festivos.

—¿A qué hora acabas de trabajar el 23?— Trato de gestionar una solución.—Es que el 22 estaba descartado, tenemos consulta médica, y a saber cuándo estaremos de vuelta. 

—Tampoco me vale el 22, es lunes— dice tras una breve pausa,  intentando esquivar el tema que todo lo invade. La sola referencia la vuelve suave, consciente de la gravedad de cada cosa.— ¿Por qué no el fin de semana? Estaremos todos más descansados y tendremos más tiempo para organizar antes y recoger después.

—¿El domingo? No quería interferir en tus planes con David.

Y ahora es cuando ella dice: «¿Cómo sabes tú que tengo planes con David?» Y yo le contesto: «Lo lógico si estáis saliendo» (Ya no uso la palabra “novio”,  he comprobado el efecto que tiene). « ¿Y qué? Estar saliendo con David no me obliga a dedicarle todos los findes», «Eso no hay que darlo por hecho», «Yo soy libre de hacer cosas sin él», «No me irás a decir cuándo tengo que ver a mi pareja», y bla, bla, bla.

—Pues tal vez él tenga ganas de hacer borrachuelos también.

Esto sí que no me lo esperaba. Apenas viene por casa y  desconocía su faceta culinaria, si es que existe. ¿Será que la relación está formalizándose? Mira que si están pensando en dar alguna noticia…

—¡Ah, claro! Si quiere venir, estupendo. Así conoce a tus primos.—Sabía que estaba provocando una reacción y tenía curiosidad por saber cuál— ¿Propongo el domingo o vas a preguntarle antes a David?

—Lo de David es lo de menos, que haga lo que le apetezca, tampoco tiene que estar conmigo todo el finde. —Se escurre otra vez, abrazándome desde atrás—  Propón el domingo, es mejor para todos, estaremos más distendidos y al ser  antes del médico le servirá también de distracción a papá, que no esté dándole vueltas.

—¿Tú crees?

—Claro, borrachuelos sanadores— dice guiñando el ojo.

Me pregunto si existirán también los yernos sanadores. 

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RELATO CORREGIDO

—He propuesto el día 23 para hacer borrachuelos con la familia —comento despreocupada—. Así estarán recién hechos en Nochebuena.

—¡¡Mamá!! —Como un resorte. Para en seco y se vuelve hacia mí con los ojos muy redondos. —Te dije que trabajaba todas las tardes. Al final estaréis todos, pero yo me lo pierdo.

Puedo sentir su decepción, o tal vez la mía. Debí haberlo recordado, sé cuánto le gustan estos encuentros festivos.

—¿A qué hora acabas de trabajar el 23? —Trato de gestionar una solución. —Es que el 22 estaba descartado, tenemos consulta médica, y a saber cuándo estaremos de vuelta. 

—Tampoco me vale el 22, es lunes —dice tras una breve pausa,  intentando esquivar el tema que todo lo invade. La sola referencia la vuelve suave, consciente de la gravedad de cada cosa. —¿Por qué no el fin de semana? Estaremos todos más descansados y tendremos más tiempo para organizar antes y recoger después.

—¿El domingo? No quería interferir en tus planes con David.

Y ahora es cuando ella dice: «¿Cómo sabes tú que tengo planes con David?» Y yo le contesto: «Lo lógico si estáis saliendo» (Ya no uso la palabra “novio”, he comprobado el efecto que tiene). «¿Y qué? Estar saliendo con David no me obliga a dedicarle todos los findes», «Eso no hay que darlo por hecho», «Yo soy libre de hacer cosas sin él», «No me irás a decir cuándo tengo que ver a mi pareja», y bla, bla, bla.

—Pues tal vez él tenga ganas de hacer borrachuelos también.

Esto sí que no me lo esperaba. Apenas viene por casa y desconocía su faceta culinaria, si es que existe. ¿Será que la relación está formalizándose? Mira que si están pensando en dar alguna noticia…

—¡Ah, claro! Si quiere venir, estupendo. Así conoce a tus primos. —Sabía que estaba provocando una reacción y tenía curiosidad por saber cuál—. ¿Propongo el domingo o vas a preguntarle antes a David?

—Lo de David es lo de menos, que haga lo que le apetezca, tampoco tiene que estar conmigo todo el finde. —Se escurre otra vez, abrazándome desde atrás—.  Propón el domingo, es mejor para todos, estaremos más distendidos y al ser antes del médico le servirá también de distracción a papá, que no esté dándole vueltas.

—¿Tú crees?

—Claro, borrachuelos sanadores —dice guiñando el ojo.

Me pregunto si existirán también los yernos sanadores. 

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